A veces se me olvida que soy la excepción en lugar de la norma
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¡Hola a todos!
No sé que pasa últimamente que todos los post resultan en reivindicación.
El lunes se emitió por TV3 un nuevo episodio de Citas Barcelona, la ficción co-producida por la cadena y Amazon donde se muestran diferentes citas con varios personajes que se conocen en una aplicación donde cada cual busca lo que quiere y es de su padre y su madre (la podéis ver cada martes en Prime Video).
En este caso, se producían dos citas simultaneas de dos hermanos, cada uno con su respectiva persona. ¿Qué tenía eso de especial? Bueno, las conocidas como red flags en el argot campaban a sus anchas y, aunque algunas eran muy obvias, voy a hablar de la más problemática con profundidad. Lo siento por los spoilers pero son necesarios.
El hermano mayor, Dani, se citaba con Javi, un gay que, por algún motivo que escapa a mi comprensión, hablaba en femenino en ciertos momentos: «cari, ¿no ves que estamos ocupadas?«, por poner un pequeño ejemplo. Pero, siendo esto insuficiente, encima el muchacho es arromántico. Recordad este dato que será de vital importancia para el desarrollo de la trama.
La hermana menor, Alba, tenía asperger, y, al principio, parecía que su cita iba a ser con una persona «normal» pero enseguida revelan que se trata de su hermano que la esta ayudando a ensayar. Bueno, okay, vamos a la cita de ella.
Alba se cita con Josep, un muchacho de 32 que parece de 47, viste de 67 y es extremadamente pesado. También tiene asperger y ese es un problema. ¿Qué pasa? Bueno, creo que ya he dicho en alguna ocasión que la ONCE fomenta que sus usuarios se junten entre ellos organizando fiestas y hacen creer que la gente con discapacidad solo puede salir con otra gente con su misma discapacidad o similar. Cuando esto se ve en televisión en Prime time…
Alba decide que ya no quiere estar allí y va a buscar a su hermano pero no le encuentra porque se ha manchado y esta en el baño de discapacitados tratando de limpiarse con ayuda de su cita así que, agobiada y sin nadie conocido alrededor, pide ayuda a Josep, al no tener suerte y sin el cubo de Rubik que la ayuda a relajarse, en lugar de quedarse en el restaurante decide irse y la ciudad de noche la abruma aún más.
Cuando su hermano descubre lo ocurrido gracias a una camarera, todos se marchan, sin pagar, en busca de la chica. Dani se va por un lado y Javi y Josep en la moto del primero por otro. Al final es Javi quien salva a la chica de ser casi atropellada por su agobio. Una escena muy bien actuada y que agobia a todo el que la ve.
La cosa se resuelve con el reencuentro de los hermanos, la vuelta al restaurante a pagar -por insistencia de Josep- y una sub-trama importante de Dani resuelta que no viene al caso ahora. Al final Josep sugiere que Alba (Que recordemos que se quiso ir de la cita arriesgándose a un ataque de pánico) igual es arromántica como Javi y se quedan como amigos con Josep, persona de la que estaba huyendo diez minutos antes, pero, claro, como ambos tienen la misma discapacidad mínimo tienen que acabar como amigos porque si a ella no le atrae o gusta Josep no es posible que sienta deseo o amor por otra persona.
Como veis todo super lógico y normal.
Recuerdo que, cuando yo buscaba pareja hace casi tres años, a la que decía que tenia discapacidad era un no instantáneo o un «solo te voy a follar, me da igual». Por eso, representar este tipo de ideas en ficción es repetir unos prototipos peligrosos y nauseabundos para personas con discapacidad para quienes encontrar pareja es, ya de por sí, algo complicadísimo.
Cuando le dije a mi novio que tenia discapacidad, que fue de lo primero que le conté, me dijo «¿y qué? yo jugaba al rugby». Le dio igual, pero absolutamente igual. Y así ha sido durante todo el tiempo que llevamos juntos.
Por eso quiero acabar esto diciendo que en materia de parejas y relaciones romanticas o sociales, todo es posible y no hay que adaptarse al estereotipo sino luchar por lo que uno quiere dentro de sus posibilidades.
Hasta la semana que vieme.
Marta
