¿Un café y nos ponemos al día?
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¡Hola a todos!
Últimamente me han soltado esta frase tres personas distintas; les dije que perfecto, que tenía total disponibilidad (lo que tiene el paro) y, bueno, nunca más se supo. No sé, pero, si quiero quedar con alguien y se lo propongo y me dice que sin problema, le contesto en plan «tengo total disponibilidad» o «mira, solo puede ser por la mañana/tarde/fin de semana». Porque después de decir que tengo total disponibilidad y sin conocer yo tus horarios no te puedo decir «¿el jueves a las tres?» Es absurdo.
Eres tu quién me ha hablado y, por más gracia que me haga, si tu no das el paso, yo no puedo decirte ni agendar algo que no está zanjado.
Mira, puedo deciros que este jueves al mediodía tuve un compromiso; ya se venia hablando del asunto y cuando se pudo se fijó fecha y hora. Entiendo que haya gente que necesita mirar su agenda para cuadrar algunos planes ¡solo faltaría! pero dímelo, there again, no tengo bola de cristal. Yo encantada de quedar con quien quiera y tomar algo, pasear o lo que sea (lo del paseo con el calor con cuidado por la epilepsia y el calor, pero ya).
No sé, ha llegado un punto en mi vida en que si la gente no muestra interés o luego ya se parece olvidar, yo paso. He ido detrás de la (mayoría de) gente toda la vida, abriendo yo las conversaciones, preguntando que tal, etc. y me he cansado de dar el primer paso.
Y soy consciente de que soy de ese tipo de gente que necesita un circulo de amigos, pero, aún así, esa necesidad patológica no está ni estará nunca por encima ni de mi dignidad ni me hará arrastrarme cual mendiga por pan. ¿No tengo circulo de amigos? ¿Mi supuesta mejor amiga lleva pasando de mi tanto tiempo que si me hubiera muerto ni se entera? Pues nada, adelante con la vida. ¿Soltaré bilis para mi misma y/o para el santo de mi novio al que le toca escucharme cuando ya me explotan los ovarios? Sí. ¿Me decepcionará la gente en general y esas personas en particular? Por supuesto. ¿Me da miedo conocer gente nueva y hago de todo para caer bien y aún así mi subconsciente me dice que no les caigo en gracia? Por supuesto, mi mente es la mayor hija de puta que he conocido en veintiocho años.
No os imagináis la porquería y el estrés mental que supone vivir así y como envidio a la gente que, como mi chico, no necesita un grupo de personas con el que hacer planes. Lo he intentado por activa y pasiva, pero, me pongo a pensar en todo lo que he vivido, las traiciones y los trozos de corazón roto que he tenido que recoger (siempre por el abandono o la traición de gente que se hacían llamar amigos míos) y una parte de mi cabeza quiere usar un martillo de feria y golpear a la parte de mi cerebro que sigue buscando algo que, por otra parte, no sé si lograré tener.
En mi balanza vital de la amistad siempre he perdido más de lo que he ganado y, a pesar de todo, por alguna extraña razón, sigo echando la lotería con ilusión (cada vez más breve y amarga, eso sí) cada vez que alguien me escribe (cosa que cada vez pasa menos la verdad).
Es horroroso y aterrorizante necesitar algo con fuerza y, al mismo tiempo, saber que eso que necesitas te hace daño cada vez que aparece aunque sea en forma de estrella fugaz. No se lo deseo a nadie.
¡Hasta la semana que viene! (Espero que con algo más alegre y con menos miedo).
Marta
