Sobre inclusión, problemas con el FNAC de Glorias y los Supermercados en general
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Hola a todos;
Os juro que yo no quería escribir este
articulo pero las redes sociales y la vida me está obligando porque me están
cabreando. Aunque mi psicólogo dice que vivo cabreada, bueno, ¿qué puedo hacer yo
si la gente discute sobre algo que afecta a una minoría solo por presión
mediática?
La gente del colectivo dice que ellos
están oprimidos, que el lenguaje inclusivo, que su identidad, que les matan…
Bueno, hablemos de la gente con discapacidad
y os vais a cagar encima. Porque parece que mi artículo de “Vivir con discapacidad y ser persona” necesita una segunda parte.
Que si con @, que si con x, que si con e —esto
último, por cierto, aportado por la comunidad de gente ciega o con discapacidad
visual por el tema de los lectores de texto—, pero nunca nadie se interesó por
el español/castellano/catalán/gallego/valenciano hasta que salió un 6% de bisexuales, 5% de gays, 1% de otras sexualidades y un 1% de lesbianas de 47,35 millones de personas. Mientras que actualmente
hay más de 4,3
millones de hombres y mujeres con algún tipo de discapacidad, un 14%, un dato en alza los últimos años. Así lo revelan las cifras
del Instituto Nacional de Estadística (INE).
Entonces, la
gente se moviliza, el gobierno les apoya, etc. pero las personas con
discapacidad visual, auditiva o del habla no pueden ir a comprar solas, ni
tienen autonomía personal plena, etc.
Mi novio se dio
cuenta de que una persona totalmente ciega no podía ir a comprar sola cuando en
el supermercado cogí una caja de lonchas de queso que ya estaba pudriéndose y
menos mal que se dio cuenta. Que esto le puede pasar a una persona con una
vista perfecta también, o a una persona mayor con problemas de vista, etc.,
pero dijo “¿Cómo sabe alguien ciego que botella de agua o que lata está
comprando si no le ayuda alguien, o la caducidad o el precio del producto o el
estado en el caso de productos perecederos? La cabeza de mi chico y la mía
propia y la de mis suegros, que nos acompañaban en ese momento, empezaron a
rodar de manera frenética.
Mi chico
siempre dice que nuestra relación le está sirviendo para aprender como tratar
con personas con discapacidad y a fijarse en estas pequeñas cosas que antes
pasaba por alto. ¿Sabéis que me tiene que vigilar cada vez que subimos al piso
superior del FNAC de Glorias porque las escaleras no están señalizadas y el
ascensor nunca funciona? Yo puedo andar y poco a poco pues subo, pero una persona
en silla de ruedas no puede ir a comprar libros o música porque no podrá subir.
Así, tal cual, pero luego somos super inclusivos con los LGTBIQ, no vaya a ser
que se ofendan. Ahora bien, si los ofendidos somos 4,3 millones de personas,
¿Qué más da?
Una persona en
silla de ruedas no puede ir a casa de un familiar o amigo porque no hay rampas
en el edificio, bueno, que vayan al parque a reunirse, hostia que llueve, que
mala suerte.
Y en ningún
momento estoy diciendo que ninguna de las dos cosas no puedan co-existir o una
sea lícita y la otra no. Solo que me cabrea que algo tan sencillo como incentivar
una inclusión real que permita a 4,3 millones de personas vivir en igualdad de
condiciones que el resto, no se haya hecho desde el gobierno en la puta vida y
ahora se exhiba la bandera, se monten orgullos y demás y se eduque en igualdad,
inclusión y tal sin enseñar lengua de signos básica y braille básico en las
escuelas, que no se incentive adaptar edificios, que no se incentive poner
carteles en braille y lengua de signos usando emojis o cosas que realmente
permitiría a 4,3 millones de personas vivir plenamente de forma autónoma.
Mi novio dice
que nadie quiere que piense que está conmigo porque es “mi cuidador”, que él
está conmigo porque me ama, por quién soy como persona. Que le pareció una
tontería que lo primero que supiera de mí era que era una persona con
discapacidad y que me he creído discursos de mierda que ahora tengo que
corregir.
Me contó un
caso de una chica que trabajaba en una tienda de chuches y que siempre veía a
un niño yendo a comprar, pero que estaba nervioso, avergonzado…y preguntó por
el barrio, descubrió que era sordo y que estaba aprendiendo a leer los labios,
era un niño pequeño, así que esa chica decidió aprender cosas básicas en lengua
de signos para atender al chico y que como se iluminó su mirada cuando el niño
entendió lo que ella le decía, nadie iba a pagárselo nunca. Los padres del niño
fueron a agradecerle su gesto y el chico se convirtió en cliente habitual,
porque eso es lo que queremos, funcionar solos de manera autónoma.
Me recordó mucho
a lo feliz que me hizo a mi aprender a cocinar y ahora con mi chico, al que también
le encanta la cocina, sigo aprendiendo más trucos y cada vez funciono mejor
sola en la cocina, de aquí a aprender a hacer guisos me quedan dos pasos.
Por eso me
gustaría lanzar este mensaje a todos los partidos políticos de España y el
mundo, el que proponga medidas reales para que yo no me sienta menos porque me
cuesta más que al resto subir un piso por unas escaleras que no están marcadas
y no tenga que ir mirando los peldaños y tocando con el pie para asegurarme que
no me caigo en una tienda del calibre de FNAC, tiene mi voto de por vida.
Siempre que no cambie su compromiso con este tema.
Hasta la semana
que viene.
Marta
