Reflexiones y educación mediática

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Dietas, ejercicio y ciertos profesionales se pueden ir al pijo

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¡Hola!

Llevaba
retrasando este post demasiado tiempo. O sea, quería hablar de este tema en
profundidad y contar mi experiencia por si le sirve a alguien.

Yo siempre he
sido una chica grande; nunca seré delgada, ni falta que me hace. Eso sí, a raíz
de una depresión que sufrí, como no me movía en lo absoluto y mi cuerpo estaba
acostumbrado a un ejercicio mínimo diario, pues gané mucha grasa corporal. Mi
dieta, por pura vagancia y la depresión, no era la mejor del universo, y eso
que había aprendido a cocinar para, justamente, entre otras cosas, comer mejor.

Bueno, pues ahí
estoy yo, con unos 23 años, pesando 90 kilos y midiendo 1.68; necesitaba ayuda profesional.
Primero fui a urgencias del Hospital del Mar y ahí encontré un buen médico que
me dijo “tienes que machacar tu cuerpo para aliviar la carga cerebral, e
intentar comer mejor. Cuando tengas picos de ansiedad, busca un hobbie tipo pintar,
coser, cosas mecánicas que requieran concentración.

Después de eso
visité a la nutricionista, creo, tampoco tengo muy claro el orden, y la
experiencia fue todo lo contrario. Me pesó, me midió y me dio una pauta previa
de mierda basada en los alimentos que yo tomaba, pero restringidos. Intenté cumplirla
y empecé a ir a un gimnasio de manera autónoma, sin entrenador ni nada, y, comer
me hacia sentir miserable y no estaba entrenando lo que debía porque nadie me estaba
guiando.

Así que
entonces recordé que el doctor del Hospital del Mar había mencionado las artes
marciales y, con mi mejor amiga, fuimos a las puertas abiertas del que actualmente
es mi dojo. Allí invertí mi dinero
—porque sabia que era lo que necesitaba—
y, tras año y medio desde la visita al Hospital, empecé a entrenar en Meiyodo Self Defense con mi sempai Alex.

Y ahora os
preguntaréis ¿Qué diferencia un gimnasio y un entrenador de un dojo y un sempai
o sensei, que tampoco son lo mismo?

¡Pues
muchas cosas! El concepto de ejercicio es totalmente distinto. En un gimnasio
tu entrenas tu cuerpo para ganar fuerza, definición, etc. en un dojo entrenas
para ganar disciplina mental, saber como actuar ante situaciones de peligro, aprendes
valores como que el dojo es tu casa, tus compañeros y maestros son tu familia,
aprendes a hacer reverencias, a saludar al llegar e irte, a iniciar y finalizar
las clases con meditación…

Llevo casi
dos años entrenando y tengo el cinturón naranja. Os digo que cuando empecé, yo
le decía a Alex que como iba yo a hacer flexiones, abdominales, sentadillas,
etc. con los problemas motrices, no era capaz de hacer ni una triste flexión
completa. Dos años después soy capaz de hacer entre 20 y 30 flexiones de examen
más o menos seguidas sin parar mucho. La clave es que en un dojo tienes que
hacer los ejercicios que te mandan, pero nadie te dice que lo tengas que hacer ya.
Poco a poco.

Otra de las
claves de mi éxito deportivo es que Alex es un gran apoyo; le llegué en una
tremenda depresión, con ideas suicidas y mil problemas mentales más. Barreras
que tiramos juntas, una a una, con el apoyo del sensei del dojo —o sea, el
director, para los que no conozcáis la jerga—. Alex me ha visto ir de un
trabajo al otro, acabar la carrera, escribir mil historias que nunca termino, tener
citas de mierda, encontrar pareja estable y estar en lo más alto y bajo de mi
salud mental. Pero, lo que siempre he conseguido hacer, gracias a él, al dojo y
a sus enseñanzas, es afrontar todos estos problemas de la mejor manera, con
otra actitud; siempre he sido una persona luchadora, es lo que me ha tocado,
pero ahora siento que mi lucha es mejor y más efectiva y, cuando he tenido
problemas financieros, como ahora, sensei y él han sido los primeros en ser muy
comprensivos, en decirme qué clases necesitaba hacer y darme todas las
facilidades. En resumen, la mejor decisión que he tomado nunca es practicar
artes marciales.

Sobre la
comida; pasé de la dieta que me dio esa mujer y empecé a intentar cocinar más y
comer menos procesados, comida a domicilio y cosas así. El gran apoyo para eso
fue mi novio. Él cocina y lo hace muy bien. Me empezó a enseñar, a obligarme a ayudarle
y a estar ahí mientras él nos hacia la comida los findes que estamos juntos y,
poco a poco, fui mas consciente de ir a comprar o pedir a mis padres
ingredientes para hacer cosas un poco más elaboradas, equilibradas y, especialmente,
platos que me aportasen las calorías y nutritivos necesarios para mi cuerpo.
Además, para complementar mis sesiones en el dojo, mi novio es una persona que
camina mucho, se puede hacer tranquilamente entre 15 y 20 kilómetros andando
por la ciudad. Y, poco a poco y en nuestras citas, yo he logrado hacer esos kilómetros
sin cansarme.

No sé cual
es mi peso actual, pero puedo asegurar que mi grasa corporal se ha reducido a
menos de la mitad, mis piernas están muy musculadas y ahora soy capaz de pelear,
correr, caminar, defenderme de una agresión y muchas otras cosas.

Siempre he
sido chica de estar rodeada de hombres, me siento más cómoda, me entiendo mejor
con ellos. Lo que nunca pensé es que Alex, sensei y toda la gente del dojo se convertiría
en una segunda familia. Si os soy sincera, muchas veces se me olvida que Alex
es más joven que yo; supongo que es porque ha sido como un hermano mayor que te
enseña, te prepara y te deja crecer mientras comprueba que lo estés haciendo
bien. Siempre le digo que no quiero golpearle fuerte, que alguna vez le he
hecho daño seguro —aunque no lo diga—, pero entonces responde que tengo que
hacerlo, que ese es su trabajo y ambos nos reímos mientras yo sigo diciéndole un
“Ya, pero…”. Y el otro chico, Miguel, mi novio, no os puedo explicar con palabras
lo muchísimo que he crecido como persona a su lado, lo mucho que le amo —cada día
más— y lo bien que está todo —aunque todo esté ardiendo— si él está ahí. Con él
he vuelto a recordar que un hogar no es una casa, un hogar son personas, y él
es, entre todos los miles de adjetivos que podrían definirle, mi hogar.

Así que, si
queréis mi consejo sobre ejercicio y nutrición; comed de todo, pero cocinado
por vosotros o algún familiar, amigo…si no sabéis cocinar, yo acudí a la ONCE,
así que seguro que hay algún curso, asociación, etc. que os ayude. Buscad un
deporte que os guste; yo recomiendo las artes marciales si sois personas con
problemas de salud mental, os digo que mi salud mental ha mejorado mucho desde
que practico artes marciales en Meiyodo Self Defense, y hay unos cuantos dojos
por el territorio y, sobre todo, mandad al pijo a profesionales que creen que
si no gastas una 38 eres obeso y te mandan dietas restrictivas que lo único que
fomentan es que quieras suicidarte.

Como
siempre, os leo en comentarios, redes, etc.    

¡Hasta la
semana que viene!  
 

Marta

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