Madurar

Se ha escrito literatura entera
en base a este concepto, gracias a la cual podemos asistir en directo a su
evolución a través de las décadas. Es algo distinto para cada quien, en función
de numerosas variantes, pero la esencia no varía: una serie de cambios
psicológicos que se producen y marcan un cambio de etapa en tu vida (acciones,
forma de pensar, etc.). No, no lo he buscado en la RAE, es cosecha propia.

Antes se maduraba antes,
principalmente porque se vivía menos, sin embargo, creo que hay gente que no
madura ni antes ni ahora. Madurar es dar un paso adelante, enfrentar las cosas
como son en lugar de como nos gustaría que fueran y convivir con las realidades
que, por la razón que sea, están fuera de nuestro alcance cambiar.

Estoy cansada de oír a adultos
decir a los niños y adolescentes que “ya madurarán” “que tienen que madurar”,
etc. cuando ellos son los que necesitan madurar con más urgencia ya que, se
supone, son más adultos. Y, aún peor, los que usan la excusa de “soy mayor para
cambiar” ¿A qué edad se supone que el ser humano decide dejar de crecer como
persona? Por favor, no quiero llegar nunca a ese estado decrepito de la
naturaleza. Amo demasiado el saber cómo para hacerme eso.

Paciencia y fe, dicen, espera por
ello y todo llegará. Y ha llegado. Con hostias, por supuesto, porque la vida es
la matona de instituto cobarde que no sabe hacer otra cosa para enseñarte,
porque no es amable, sino que es a la imagen y semejanza de lo que las personas
poderosas han hecho la sociedad.

La vida es guerra, la vida es
hambre, sed, pobreza y todo lo malo que imaginas; pero la vida también es amor,
música, series, películas o arte que te emociona, un perrito gracioso en un reel de Instagram y despertar al lado de
la persona que amas.

En esencia, la vida es una moneda
que vas tirando al aire mientras paseas y a ver que te toca en ese momento.
Madurar es entender y convivir con ello y tirar la moneda con orgullo y con la
seguridad de que, sea lo que sea que te toque, estás preparado para enfrentarte
a ello con serenidad y entereza. Tu puedes, porque es lo que te toca y no hay
alternativa.

Hasta la semana que viene.

Marta